Mi aventura de ser maestra
Aprendemos a ser maestros por ensayo y por error. Las planeaciones didácticas que hacemos deben ser analizadas permanentemente, con la finalidad de suprimir errores y, en le mejor de los casos, de introducir mejoras. ¡Nos perfeccionamos a medida que nos desempeñamos como docentes!
Considero que dentro del proceso de enseñanza-aprendizaje, en cierto momento nos toca desempeñar ambos papeles, es decir, ser maestros y alumnos. Por consiguiente, enseñamos, pero también aprendemos de lo que enseñamos, y sobre todo, aprendemos de las aportaciones de los alumnos. Hay ocasiones en las que los alumnos te ayudan a ampliar tu panorama, y en ciertas situaciones, te corrigen.
Si el alumno tiene la confianza para corregirnos, es porque estamos propiciando un ambiente que favorece el aprendizaje significativo.
Rosa Angélica López Miranda
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